El gozo del buen comer está ligado con el gozo del buen pensar. Se vive mejor pensando y también se come mejor. Así, con una sencilla pero complicada ecuación, Innerarity y Aduriz cuajaron una conversación regada por la amistad, la reflexión sosegada y el buen gusto al tratar los temas más candentes que nos conciernen a todos. Más de un centenar de asistentes se sentaron a su mesa, para deleitar las papilas gustativas del intelecto, mientras ellos dos, en su salsa, daban rienda suelta al arte de la buena conversación.
Su relación viene de lejos, ya que, en 2012, publicaron un excelente ensayo, Cocinar, comer, convivir, (Destino) en donde ya podíamos observar su química intelectual. De hecho, elaboraron un menú basado en esta obra, donde estuvieron presentes ingredientes tan necesarios como la tradición, la amistad, la tecnología o la identidad propia o colectiva. Muchos de los asistentes coincidieron en tildar al encuentro de filosofía y cocina como una sobremesa ilustrada y no es para menos.
Ser y estar, para ellos, es una actitud vital supeditada a lo que comemos. Modificando el refranero popular, Aduriz nos recordó que no somos lo que comemos, comemos como somos. El Chef del Mugaritz (dos estrellas Michelin) continúo desgajando la frase, añadiendo que, si uno es un ignorante al que no le interesa nada en la vida, también lo será con la comida. Este aforismo nos lleva de lleno a la propia filosofía de Calderón de la Barca, que en pleno siglo XVII, escribió que quien vive sin pensar, no puede decir que vive. Todo tiene una relación íntima e interconectada: estómago, pensamiento, alma. Innerarity nos lo recordó de nuevo dedicándonos una mirada cómplice y afirmando que somos el único animal capaz de expresar la comida como fuente de placer refinado y transformarlo en un sujeto cultural maravilloso.
Maravilloso fue también el aperitivo llevado a cabo por dos maestros en su arte, Javier Escoriza (Olula) y Enrique del Río (Chilate) que agasajaron a los asistentes con un cocktail y un aperitivo inspirado en la filosofía del Mugaritz. Si la vida se compone de momentos inolvidables que nos nutren, el pasado miércoles día 15 de octubre, podemos afirmar que se tendió un puente inquebrantable entre sabor y saber.
